“El timbre seguía sonando, el enmascarado no salía e
yo desnudo, dentro de casa, lívido de miedo, sin saber qué hacer. Me acordé de
que en la cocina había un machete. Abrí la puerta empuñando de forma
amenazadora el cuchillo, pero era una monja vieja quién estaba allí de piel,
con aquella cosa negra que ellas usan en la cabeza”.
(FONSECA, 1989)
La tarde está nublada, abochornada, cargada de
relámpagos. La ventana está inquieta. El tiempo y la ventana están meramente
reflejando a Miranda. La cerveza se acabó, las palomitas de maíz se acabaron,
el tabaco se acabó, la película se acabó. Solo le resta dormir para no ver el
paso del tiempo. Se acuesta como está, sin los calzoncillos sucios que se había
quitado para lavar y que se quedaron esperándole todo lo día en lavabo del
baño. Cierra los ojos, su ronquido ronronea y suena el timbre. El hombre lo
ignora. Suena otra vez. Se gira a la derecha. Suena una vez más. Abre los ojos.
¡Suena! ¡Se levanta! Abre la puerta. Una vieja monja enseña los ojos, mira al medio-blando-medio-duro de
quien acaba de levantarse de la cama, se atraganta, grita y se precipita por el
pasillo. Debido al desánimo no sonríe ni se molesta. Va a la nevera y sigue
vacía. Vuelve a su cama, cierra los ojos, su ronquido ronronea y suena el
timbre. Suena otra vez. Se gira a la izquierda. Suena una vez más. Abre los
ojos. ¡Suena! ¡Se levanta! Abre la puerta. Marisa, su vecina, enseña los ojos,
mira al medio-blando-medio-duro, se atraganta, sonríe y adentra. Lo que viene a
continuación no es difícil de imaginar. Lo que viene después lo digo yo. Ella
duerme fatigada, acalorada, sin fuerzas, desgastada, pero sonriendo. Miranda se
levanta, va a la cocina y vuelve con su cuchillo de placer. Finalmente el ánimo
y, con él, el tener que hacer. ¡Y lo hace! Suena el timbre. Lo ignora. Suena
otra vez. Levanta la cabeza. Suena otra vez. Se vuelve hacia al sonido. Suena
una vez más. Se lava las manos. ¡Suena! Abre la puerta. De una acusación de
exposición indecente a un flagrante de asesinato. Un año después el primer
juicio.
¡Me despierto! El día no pasa, me acuesto y me duermo.
La tarde está nublada, abochornada, con pocos
relámpagos. La ventana golpea, se abre, golpea. Las dos reflejan su estado de
ánimo. No hay nada en la nevera, en los armarios. Duerme para no notar el
paso del tiempo. Se acuesta de la misma manera que estuvo durante el día: sucio
y desnudo. Cierra los ojos, ronca y suena el timbre. El hombre lo ignora. Suena
otra vez. Se gira a la derecha. Suena una vez más. Abre sus ojos. ¡Suena! ¡Se
levanta! Abre la puerta. Dueña
Muerte, personaje de Mauricio de Souza¹, enseña sus ojos, mira al
medio-blando-medio-duro de quién acaba de levantarse de la cama, se atraganta,
grita y se precipita por el pasillo. Cierra la puerta y va a la nevera vacía.
Entonces vuelve a su cama, cierra los ojos, ronca y suena el timbre. Lo ignora.
Suena otra vez. Se gira a la izquierda. Suena una vez más. Abre los ojos.
¡Suena! ¡Se levanta! Abre la puerta. Marisa, la vecina, enseña los ojos, mira
al medio-blando-medio-duro, se atraganta, sonríe y entra. Lo que viene después
ya lo sabes, incluso su muerte. Mientras ella dormía, tomó su cuchillo, la mató
y la descuartizó alegremente con su cuchillo de placer. Suena el timbre. ¡Lo
ignora! Suena otra vez. Levanta la cabeza. Suena otra vez. Se vuelve hacía al
sonido. Suena una vez más. Se lava las manos. ¡Suena! Abre la puerta. De una
acusación de exposición indecente a flagrante por asesinato. Dos años después
otro juicio.
¡Me despierto! El día no pasa, me acuesto y me duermo.
La tarde... La ventana... Su estado de ánimo. Todo se
acabó. No hay nada. Duerme para no ver el paso del tiempo. Suena el timbre. Se
levanta. Abre la puerta. El negro de toga le recuerda a Batman casi haciéndole
sonreír. El Desembargador Joaquim Barbosa² enseña los ojos, mira al
medio-blando-medio-duro de quién acaba de levantarse de la cama, se atraganta,
grita y sale precipitado por el pacillo. Regresa a la cama. El timbre. Marisa
enseña los ojos, mira al medio-blando-medio-duro, se atraganta, sonríe,
adentra, goza, muere. Suena el timbre. De una acusación de exposición indecente
a un flagrante de asesinato. Largo tiempo después el tan esperado juicio.
¡Entonces me despierto! El día no pasa, me acuesto y
me duermo.
La tarde... La ventana... El estado de ánimo... ¡La muerte!
Versión castellana de la obra en
portugués “Do Pudor ao Flagrante”. Observación: No es traducción, ¡es otra
versión!
Trabajo hecho en sociedad con
LILIAN FERREIRA – liliuni@hotmail.com – La
aprendiz de la vida colabora en la revisión en español de los textos del
blogue. \ Licenciatura en Letras (UnilesteMG) e Filologia
Portuguesa (Universidad de Salamanca) – Diplomas DELE – Español como Lengua
Extranjera – Copy Editor en Optimizaclick – Marketing Digital.
Ofrezco nuestro croento a mis
amigos:
Flávia Frazão, Erikes M. Sena, Didi
Peres, William Delarte, Alejandro Vera, todos de la editora Círculo de Artes, en especial Elis
y Marcelo.
Ofrezco también a los parejos, mis
amigos:
Thiago Domingues y Luah, Bruno
Grossi y Diane, Tiago Costa y Leticia.
FONSECA, Rubem. Feliz Ano Novo. 2ª edición –
São Paulo: Companhia das Letras, 1989. Cuento
Agruras de un joven escritor. Traducción libre de Rubem Leite.
¹ Mauricio de Souza es cartonista y
empresario brasileño creador de personajes como Mónica, Cebollita, Cascarón,
Magali y muchos otros. Dueña Muerte, una de ellas, hace parte de “Penadito y su
Pandilla” que puede ser encontrada en el periódico mensual Mónica y su
Pandilla. Más información: www.monica.com.br
Cuando publiqué en “feicebuque” el
fragmento de Fonseca que introduce nuestro croento, Robinson Ayres Pimenta, me sugirió una historia
así: “Hoy, en el logar de la monja, el personaje podría haber encontrado a
Joaquim Barbosa en toga ‘modelito Batman’... ¿Qué tal? Haría de la ficción la
más humana y bruta realidad de estos nuestros tiempos extravagantes. Como diría
Ibrahim Sued, reportero social famosísimo en las décadas de 50 y 60 del siglo
pasado: ‘¡El mar no está para pez y el caballo no desciende la escalera!’.”
² Joaquim Benedito Barbosa Gomes es
abogado, profesor, Jurista y magistrado brasileño. Es también miembro del
Supremo Tribunal Federal de Brasil.
Escrito entre el día 25 de enero y
el día 12 de abril de 2013.
Um comentário:
Acredito que o seu espanhol esteja mesmo impecável! Porque eu não consegui entender muita coisa...rs
Agradeço a dedicatória meu bom amigo!
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